viernes, 9 de octubre de 2015

Anécdotas buseras

Hoy me ha tocado viajecito en autobús hacia Benavente y dado que no tenía preparado nada para escribir esta entrada voy a salirme por la tangente redactando unas de esas semblanzas de lo cotidiano que tanto estaban de moda en épocas pretéritas y en la actualidad también.

En el primer trayecto, el que me ha llevado de Béjar a Salamanca, he disfrutado del "Extraño caso de la narizota de payaso perdida". Al llegar a Guijuelo (sí, el de los jamones) se subió al autobús una señora mayor con sus dos nietos. El más pequeño, de unos ocho o nueve años de edad, lucía feliz una nariz roja de payaso. Como cabía esperar, al primer movimiento brusco del autobús la nariz se fue a darse un paseo por debajo de los asientos (el peor lugar posible, dado que con el traqueteo del autobús los objetos caídos se desplazan a una velocidad inaudita y al mismo tiempo son inaudibles a causa del motor). Ahora bien, obviamente nuestro protagonista no se iba a rendir a la evidencia de que se había quedado sin nariz, así que mareó a su abuela hasta que consiguió su permiso, que a la postre se demostró infructuoso, para buscar su nariz entre las bajeras de la gente en cada parada que realizamos. Alicaído se bajó del autobús pensando en su nariz perdida y haciendo oídos sordos a las vagas promesas de su abuela de que le compraría una nariz nueva.


En el segundo trayecto, el que me ha trasladado de Salamanca a Zamora en el enlatado supersónico (enlatado porque se trataba del directo, que siempre va lleno y da una sensación de agobio mayor de la que puedes sufrir en un avión de una línea de bajo coste, y supersónico porque va directo por la autovía a sus limitados 100 kilómetros por hora). Ahora bien, al ser la seis de la tarde del inicio de un puente estaba lleno de universitarios resacosos, que a los pocos minutos hicieron que el viaje discurriese bajo un silencio sepulcral que nadie se atrevía a romper. De ahí que la historia que te voy a relatar sean un par de retazos de una conversación oídos sibilina mente antes de arrancase el autobús, que conforman la historia del "PDF que valía un ordenador si era capaz de encontrar el atardecer". Un joven estudiante llega junto con una pareja a la parte del autobús en la que un servidor se encuentra y pregunta al chico que por donde entra el sol (atardecer viajando al norte, en serio, ¿es tan difícil?). Aunque la mejor perla estaba por llegar a los pocos minutos, ya que después de un breve intercambio sobre las heroicidades acaecidas la noche anterior, el chico le termina preguntando a nuestro joven protagonista si se va a comprar un ordenador nuevo, y este responde que en breve convencerá a su padre de que realice semejante desembolso dado que ha encontrado la excusa perfecta: su avejentado ordenador no puede descargar los PDFs de un profesor (algo increíble teniendo en cuenta que hoy he comprobado que equipos con 14 años de antigüedad pueden emular semejante hazaña. La verdad es que creo que si algún técnico o "amigo" se enfrenta en un futuro cercano a semejante equipo debería hacerlo con un traje de protección de nivel 5, por eso de mantener la integridad de "Matrix" (1999).


Y en el último y tercer trayecto, el que me está trasladando en estos momentos desde Zamora hasta la supuestamente boyante Benavente. Trayecto donde evitamos la autovía como si se tratase de una obra del mismísimo Satán bajo los acordes de la Cadena Dial. Me encuentro rodeado por gente cuya mayor preocupación es no caerse al subirse al autobús (he contabilizado solo 4 estudiantes, a lo mejor el lunes no es festivo en Benavente y no me enterado). De esta guisa el relato que te voy a contar se titula: "La atractiva chica teñida de Burdeos saboreó su batido". Y la verdad sea dicha que salvo comentar que llevaba una camiseta de Batman para nada más da la historia en cuestión. Por cierto, al parecer mañana lloverá en Manganeses (aunque dudo que sean cabras). Así que avisado estás.


En fin, si has llegado hasta aquí has leído 703 palabras "y has sufrido de nuevo el mal que aqueja a los columnistas de este país que salvo en eventos destacados se dedican a perpetrar día tras día semblanzas como la anterior donde para encontrar la crítica subyacente en el texto hay que releerlo varias veces. Ya verás como del mío también puedes sacar algo de chicha si eres capaz de releerlo otro par de veces".

1 comentario:

  1. en fin, hasta aquí he leído la frase de Batman y no se de que va el artículo, ahora en el café me lo cuentas.

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