lunes, 19 de octubre de 2009

Devaluación cero

Hoy hemos realizado las evaluaciones cero de primero de la ESO. En teoría sirven para detectar los problemas que pueden estar sufriendo los alumnos en su adaptación al nuevo entorno que representa un instituto. Con mucho profesorado distinto y nuevas asignaturas (entre ellas la mía, Tecnología).

Por contra, con el paso del tiempo se han ido convirtiendo en una fiel radiografía del estado de la ciudadanía (bastante más representativa que las pseudoencuentas del CIS). Dentro de cada grupo se agolpan alumnos con las más variopintas necesidades: hiperactivos, con déficit de atención, con problemas de inserción social, con desconocimiento del idioma, con retraso educativo, con necesidades educativas especiales (deficiencias físicas o cognitivas), etc. Todo un mundo que se condensa en una clase de entre 22 y 29 alumnos (sólo los alumnos con necesidades educativas especiales sirven para rebajar la ratio por grupo).

Lo que antes constituía una minoría (fácilmente tratable) ha pasado a convertirse en mayoría. Los profesores se ven desbordados e incapaces de realizar la atención personalizada que propone el Departamento de Orientación. Tú puedes atender dos o tres casos puntuales, pero bajo ningún concepto 11 y además pretender mantener el orden en clase.

En una clase típica de primero de la ESO nos podemos encontrar casos como los siguientes:

  • Dos alumnos con necesidades educativas especiales. Suelen tener un nivel de 4 de Primaria, es decir que no alcanzan ni por asomo a entender lo que se está explicando en clase. Solución: o salen a clases de apoyo (en las instrumentales: Lengua y Matemáticas), o se dedican a hacer fichas. Todo un sinsentido provocado por la promoción social (la famosa no repetición), ya que en el momento de darles las fichas y los apoyos (es lo que denominamos adaptación curricular) les estamos negando que puedan obtener el título de la ESO en el futuro. Mi pregunta esNegrita que para que sirve todo esto, sí además estos alumnos se encuentran marginados dentro del grupo sin lograr tampoco la tan deseada integración.
  • Otro par de alumnos procedentes de países no hispanohablantes. En mi asignatura no suelen salir a la famosa aula Alyso (curso de inmersión lingüística), sino que pululan por el aula aburridos sin comprender un ápice de lo que digo. Dependiendo de su forma de ser pueden pasar dos cosas: que se porten bien y copien los enunciados de los ejercicios como si de copistas de la edad media se tratasen, o que se dediquen a molestar al resto de compañeros (estos sí suelen estar algo más integrados). De todas formas, a partir de mi experiencia haciendo guardias de recreo, suelen autoexcluirse por países (son unos corros muy pequeños), hablando en su mayoría su lengua natal.
  • Uno o dos alumnos procedentes de países hispanohablantes. Estos tienen el handicap de tener que adaptarse a un sistema educativo nuevo, donde los currículos de las diferentes asignaturas no casan con los que cursaron en sus países de procedencia.
  • Tres o cuatro alumnos con problemas de inserción social (los famosos compensatoria). Aquí entra todo: huérfanos, gitanos, pobres, etc. Vamos, aquellos alumnos que por la situación en la que se encuentran no encuentran un apoyo adecuado en su casa para el estudio.
  • Dos alumnos hiperactivos (estos van en aumento). Alumnos nerviosos que suelen presentar además un cuadro de déficit de atención (ahora un psicólogo me dirá que son cosas distintas). Su educación siempre es problemática. Si están medicados, simplemente se duermen en clase. Al contrario, sino lo están, suelen convertirse en focos de alboroto dentro de la clase.

Bueno, esto que acabo de desgranarte es una clase relativamente apacible. Ahora añade un par de repetidores predelincuentes, un par de vagos, un par de cotorras, etc.

Con este escenario coge el currículo de Tecnología: dibujo técnico, circuitos eléctricos, análisis de estructuras, informática, problemas con mecanismos, construcción de proyectos, estudio de materiales (sí todo esto sólo en primero de la ESO); y explícame como se lo cuento a mis alumnos.

La triste realidad es que un profesor de la ESO tiene que enfrentarse a dos mensajes contradictorios:

  • El proveniente de la Administración: tus alumnos tienen que conocer todos estos contenidos para dar una buena puntuación en el famoso Informe PISA, además de ir debidamente preparados para el Bachillerato. Sin olvidar la tan ansiada integración social de todos ellos (estamos formando futuros ciudadanos).
  • El proveniente del Departamento de Orientación: tienes que bajar el ritmo, adaptar las clases a tus alumnos, atender personalizadamente cada caso, buscar diferentes estrategias de aprendizaje, etc.

En definitiva, decidir entre seguir el ritmo normal de la clase (salvando las pocas manzanas que puedas) o dedicarte a salvar a la mayoría de tus alumnos (dejando empequeñecer a esas jóvenes promesas que se encuentran en tu grupo).

Por lo tanto, dejémonos de verborrea educativa y burrocracia inútil, de propaganda infantil y de planes fastuosos. La solución no se encuentra en devolver la autoridad al profesor mediante cambios legislativos o poniendo una tarima en clase. Tampoco regalando un ordenador a cada alumno o dotando de pizarras digitales los institutos. "La verdadera y única solución del sistema educativo español es abandonar todas las teorías pseudoeducativas sobre la integración y rebajar la ratio, es decir, gastarse todos esos millones en construir nuevos institutos y contratar profesorado especializado para todos esos casos que he desgranado anteriormente. Las demás soluciones que oyes en la tertulias de la radio son simplemente cantos de sirena para encantar a los votantes. Es imposible hacer un flashback a los años 60".

8 comentarios:

  1. Hoy no me apetece leer, mejor lo dejo para otro dia....

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  2. Si claro la teoría de Chuchi es crear nuevos Chuchi funcionarios que se gasten el dinero del resto de España.
    Pero claro la pregunta es: de qué vivirán esos funcionarios cuando haya tantos que sólo sean ellos los cotizantes del sistema.
    Esas teorías sólo se mantienen mediante políticas comunistas, que por ahora, y según se ha visto, bien por mala aplicación bien por mal planteamiento, no han funcionado.
    Como digo siempre esto se arregla mandando a picar piedra a todo el que desequilibre el sistema:
    el hiperactivo extenua su cuerpo, el no integrado se integra rçapido para no tener que picar piedra,... y el funcionario.....a picar doble por cada trienio chupando del bote.
    El problema como siempre es no tener que esforzarse por tener las cosas. Y es que la falta de objetivos siempre crea vagos tanto entre los alumnos como entre los profesores.
    Amen Jesús (digo Chuchi)

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  3. Inzert no ve el chat porque no se a puesto las gafas 3-Chat.

    Por cierto aún nadie a escrito "Lucia Lapiedra" así que soy el number one.

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  4. Complicado es el arte del "Ctrl-C" y el "Ctrl-V" para copiar y pegar un miserable código e insertar un chat en este blog, el cual nos proporcionará una nueva vía de comunicación por los vericuetos de la información.

    Lucía Lapiedra

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  5. Hombre, Juan, si te gustan los eufemismos:

    "chicos cuyo tutor legal es el estado, alumnos de etnias minoritarias, alumnos procedentes de las clases bajas (entiéndase por ello aquellos que están en familias cuyos recursos provienen de los servicios sociales)"

    ¿Te gusta más? A veces me canso de las perífrasis para referirme a algo que tenemos todos en la cabeza. Por calificar a alguien mediante una expresión políticamente correcta no deja de ser lo que es. El 90% de este tipo de alumnos no suele tener un recorrido venturoso dentro del sistema educativo.

    Como digo más de una vez, detrás de cada tópico existe una realidad subyacente.

    Por cierto, creo que cada vez te afecta más vivir en el país por antonomasia de lo políticamente correcto.

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  6. Que sí Jesús, que estoy de acuerdo...

    Pero es que, tú eres su profesor, y no sé, pues a lo mejor no leen el blog, pero si lo hacen, pues motivarles mucho no les motivas.

    Decía "ai" más por el hecho de que esto esté en un blog de un profesor que por que me parezca ofensivo. Ofensivo no es (pocas cosas lo son), pero en determinados tópicos (en los que uno es un profesional) hay que hilar más fino. Que yo te conozco, pero alguien que no, se puede llevar las manos a la cabeza (y un inspector de educación ni te digo -aunque uno haciendo su trabajo tan concienzudamente sea más ciencia ficción que otra cosa-).

    O sea, que no me parecería mal si lo digo yo, pero tú tendrías que cuidarte un pelín.

    Y te lo digo con todo el cariño del mundo, que ambos sabemos que yo también me dejo llevar por la emoción muchas veces...

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